Setas de Sanabria

Los bosques, tanto en el suelo como sobre los propios árboles o sus tocones muertos, son los lugares ideales para la fructificación de la mayoría de los hongos saprobios y parásitos. Todos los tipos de bosques representados en Sanabria, albergan gran cantidad de especies de setas; desde los pinares más umbríos y de suelos muy ácidos hasta los bosques maduros de especies frondosas muy ricos en microhábitats, aunque también se pueden encontrar setas en campiñas, prados, pastizales, eriales, escobonales, brezales, caminos, lugares húmedos, turberas, terrenos secos e incluso sobre las construcciones humanas.
Existen hongos en todos los niveles de altitud representados en Sanabria, si bien son claramente más escasos en la sierra (por encima de los 1.400 m). La mayoría del territorio se encuentra dentro del piso fitogeográfico denominado supramediterráneo, con una gran riqueza micológica en función del buen estado de conservación de algunas masas arboladas y de un clima húmedo gran cantidad de días al año.
Los robledales sobre suelos silíceos es la formación boscosa natural que ocupa la mayoría del territorio arbolado en Sanabria. Son bosques muy biodiversos con gran representación de vegetación leñosa. A menudo existen zonas en las proximidades de los núcleos de población en las que se mezcla o ha sido sustituido por castañares o con la vegetación climácica del lugar (ribera, prado, etc.).
En estos bosques podemos encontrar gran cantidad de hongos a lo largo de las estaciones seteras. Podemos resaltar entre las comestibles, por su fácil identificación y abundancia, los boletos, carboneras, setas de cura y otras rúsulas, el cucurril, la seta vinosa, el rebozuelo o las gamuzas, la molinera, la seta arrugada, llanegas de varias especies, pies de gallo, etc.
Esta alta micodiversidad se hace patente por la frecuente presencia de especies tóxicas o venenosas como la cicuta verde (Amanita phalloides) y la cicuta blanca (Amanita verna), diversas especies de boletos de poros rojizos (Boletus luridus, B. purpureus, etc.), algunos cortinarios (Cortinarius sp pl), lepiotas (Lepiota brunneoincarnata y otras), tricolomas (Tricholoma sulphureum, Tricholoma virgatum, etc.), clitocibes blancos (Clitocybe rivulosa y otros), las seta pérfida (Entoloma lividum) o el paxilo enrollado (Paxillus involutus).
Asimismo podemos encontrar una enorme variedad de hongos no comestibles pero que acompañan las excursiones seteras de los aficionados dada su abundancia a lo largo de casi todas las épocas del año y de todos los hábitats del bosque. Como por ejemplo en los troncos muertos, pequeñas micenas del suelo y la hojarasca como marasmios u otras más propias del otoño.
Los pinares, ampliamente distribuidos por la geografía del noroeste de Zamora, son ecosistemas muy manejados por la gestión humana. A pesar de ésto, en general, son bastante ricos en hongos micorrícicos con setas comestibles y ampliamente apreciadas por los aficionados poco expertos, como por ejemplo níscalos o boletos (Boletus pinophilus o Boletus edulis). Pero también otros para micófagos más avezados como la capuchina.
También destacan algunas rúsulas picantes, el pie azul, la seta de los caballeros, la pata de perdiz, los babosillos, los higróforos más típicos del frío, el falso rebozuelo, el rebozuelo de pinar, la piel de corza, la negrilla o ratón y la capuchina. La pinocha y las piñas en descomposición frecuentemente están colonizadas por diversas setas de pequeño tamaño sin interés culinario como las micenas y pequeños ascomicetos del suelo.
Entre los hongos tóxicos que son habituales en los pinares de Sanabria, Carballeda y Los Valles podemos destacar Dermocybe sanguinea, Galerina marginata, Paxillus atrotomentosus, Paxillus involutus, Dermocybe cinnamomeolutea, Clitocybe rivulosa, Amanita pantherina, Hypholoma capnoides, Ramaria flava o Tricholoma virgatum.
En los abedulares y acebales de las zonas montañosas, son habituales algunos boletos y níscalos propios de estos ambientes. También algunas russulas y varias especies de los géneros Pluteus y Psatirella. Asimismo sobre los troncos de abedules parasita el yesquero y sobre los fresnos la Pholiota gummosa.
Las formaciones ligadas a las aguas subterráneas son los bosques en galería y las choperas. Los más comunes en el noroeste de Zamora son las alisedas, acompañados de salgueras (sauces), fresnos, coronas, avellano, sanguiños y sabugueiros (saúco negro). Las alisedas pueden ser sustituidas por choperas cultivadas y de forma natural por alamedas de chopos y temblones. En el exterior de las riberas son habituales los espinares con zarzales de Rosa villosa y la aromática madreselva que forman un entramado vegetal a veces difícil de traspasar.
Setas típicas de éstos ambientes son la seta de ostra, la seta de chopo, el boleto anaranjado, la oreja de Judas, el yesquero, la oreja de gato o bonete, las colmenillas, las trompetas de la muerte, etc. También se encuentran en verano especies de talla pequeña como Delicatula integrella, Mycena epipterygia, Alnicola scolecina y otras.
En las zonas de matorrales que cubren los terrenos no forestados podemos encontrar eriales de chaguazos con cardos corredores y cañaflejas; mezclados con escobonares, o con brezales. También encontramos en la zona Este jarales de jara pringosa con torvisco. En suelos húmedos encontramos pastizales de siega con heno y otras herbáceas; junto al borde de los arroyos se forman macollas de Juncos.
Podemos destacar entre las setas comestibles de estos hábitats la presencia muy escasa de la seta de San Jorge, las senderuelas, la seta de cardo, diversos champiñones de pradera, la platera, las carboneras, el pezón, la seta de brezo y varias Melanoleucas. Sobre restos de escobas muertas es fácil encontrar las piñas de Flammulina velutipes, consumible en forma de brotes muy jóvenes.
En los pastizales frecuentados por ganado vacuno existe una gran proliferación de especies coprófilas sin valor culinario así como los populares «monguis» alucinógenos del género Paneolus. También otras más pequeñas como Poronia punctata o Bolbitius vitellinus.
Finalmente hacemos mención a la presencia de una micoflora muy específica, sin valor gastronómico, pero de gran vistosidad plástica que está asociada a los humedales colmatados por esfagnos, tanto en la Sierra como en los fondos de valle de Sanabria y Carballeda, y cuya expresión máxima es la mitra de los pantanos. Asimismo son típicas de estos ambientes de turbera pequeñas setas que fructifican en verano como Lactarius sphagneti, Omphalina sphagnicola, Hygrocybe conica y otras.
Por último, recordar que existe un Area de Recolección Controlada Montes de Zamora, y que en ciertos lugares se requiere de permisos para poder recolectar las setas. En el enlace anterior encontrará toda la información al respecto.
Desde el menú a la izquierda, puede ver en detalle algunas de las setas más típicas de la comarca.
Fuentes: ADISAC-LA VOZ